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El Impresionismo: de la pintura a la fotografía

Desde los primeros daguerrotipos, y sobre todo tras el posterior descubrimiento de técnicas de impresión fotográfica en papel, la fotografía y la pintura establecieron un fructífero diálogo y una nueva manera de mirar el mundo. La fascinación mutua queda patente a lo largo del recorrido de la muestra que se exhibe en el Museo Nacional Thyssen Bornemisza hasta el 26 de enero, Los impresionistas y la fotografía, y que plantea una reflexión crítica sobre las afinidades e influencias mutuas entre ambas artes. Porque si bien la fotografía constituyó una importante fuente iconográfica, sirvió también como inspiración técnica, “tanto en la observación científica de la luz o en la representación de un espacio asimétrico y truncado como en la exploración de la espontaneidad y la ambigüedad visual”. Igualmente y bajo la influencia de la nueva pintura impresionista, algunos fotógrafos “comenzaron a preocuparse por la materialidad de sus imágenes y a buscar fórmulas para hacer sus fotografías menos precisas y con un efecto más pictórico”.

La muestra, comisariada por Paloma Alarcó, se articula en nueve capítulos temáticos (El bosqueFiguras en el paisajeEl aguaEn el campoLos monumentosLa ciudadEl retratoEl cuerpo y El archivo) en los que confluyeron los intereses de pintores y fotógrafos.Yo que tú no me lo perdería, vienen días para disfrutar sin moderación.

Foto: Museo Nacional Thyssen Bornemisza

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